Hay tironeos con el organismo. Massa enviará su equipo a Washington esta semana. El uso de las reservas y la candidatura del ministro, en el centro del debate.
El Gobierno mantiene negociaciones a contra reloj con el FMI. Por estas horas, Sergio Massa evalúa diferentes opciones para destrabar desembolsos: aplazar su viaje para después del 20 de junio, adelantar uno de los pagos de junio y postergar el otro para más adelante, y lograr un mayor respaldo de la Casa Blanca. El Fondo, a su vez, también discute alternativas. El resultado es una demora, como anticipó Clarín, que podría extender las tratativas.
El ministro de Economía esperaba que el staff difundiera el jueves pasado el calendario de reuniones, pero no ocurrió. La vocera del organismo, Julie Kozack, reiteró que no quiere «anticipar» definiciones y alertó sobre la situación «compleja» de Argentina, después de dos meses de tironeos. Para el Gobierno, no es inocuo: en menos de dos semanas debe pagar US$ 2.700 millones y las reservas netas ya son negativas en US$ 1.400 millones, según EcoGo.
Massa sabe que para poder pagar necesita el desembolso de US$ 4.000 millones del organismo previsto para junio, ya que solo contaría en su caja con US$ 1.600 millones de derechos especiales de giro (DEG). Y, a su vez, negocia un adelanto de otros US$ 6.000 millones para contener el dólar en elecciones. Pero tampoco quiere que le «corran el arco». Por ello, su equipo viajará recién «hacia fines de la semana», según confirmaron en el Ministerio de Economía.
Ninguna de las dos partes pareciera tener interés en un acuerdo rápido. «El FMI no tiene demasiados incentivos para apurarse, en general tienden a demorar porque quieren ver cómo evolucionan las cosas, saben que la situación es frágil y que si elevan un acuerdo en la situación actual, el directorio es renuente, por otro lado, es probable que el Fondo pida que se le pague antes de desembolsar», explicó el exministro de Finanzas, Daniel Marx.
El organismo, según Kozack, también reclama una «mejora» en las cuentas fiscales y «reforzar» las reservas. Algo que está en sintonía con Alemania, Japón y otros miembros del directorio, reacios a flexibilizar el programa sin una devaluación. «El adelanto de plata lo hacen contra la exigencia de devaluación, me pedís manzanas que valen 100 para venderlas a 50, no funciona así», explicó una fuente con llegada a Wall Street.
En ese contexto, si Argentina pospone por unos días los pagos, no sería la primera vez que coquetea con el default. Ya lo hizo en marzo, cuando aplazó los US$ 2.700 millones del 21 y 22 al 31. El retraso permitió cancelar esos compromisos con el desembolso de US$ 5.400 millones que giró el organismo ese mismo día, después de obtener una dispensa o perdón (waiver) por incumplir la meta de reservas, que debió ser revisada.
«El FMI sabe que necesitamos financiamiento adicional para poder cumplir con el calendario de pagos y seguramente quiere evitar un default, pero está en un dilema. Permitir que este gobierno use parte del financiamiento adicional para comprar pesos y mantener un tipo de cambio claramente insostenible, o guardar esos recursos para ayudar a que el próximo gobierno empiece bien», señaló Héctor Torres, exrepresentante de la Argentina ante el Fondo.
Hay otro factor que miran con especial atención en EE.UU: los candidatos se conocerán recién el próximo 24 de junio, dos días después del pago de los vencimientos. La indefinición genera incertidumbre en Washington ante las amenazas de renuncia de Massa, el funcionario que mantiene mejor relación con la Casa Blanca, pese al acercamiento con China hace una semana atrás para ampliar el uso de yuanes del swap.
Las tensiones por las candidaturas también complican al oficialismo. Massa se resignó a que haya PASO en el Frente de Todos, pero no estaría dispuesto a cerrar un acuerdo con el FMI para luego irse con las manos vacías. El miércoles pasado se encerró dos horas con el Presidente, y cerca del ministro atan un anticipo del Fondo a una candidatura de su jefe.
Mientras tanto, si la negociación se extiende, es posible que el gobierno deba endurecer de nuevo las restricciones cambiarias. En las próximas horas, el Banco Central creará nuevas categorías para el pago de los fletes al exterior. Se esperaba una flexibilización, pero algunas cámaras empresarias temen que tire abajo los permisos de importación ya autorizados.