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El secreto de los entrenadores argentinos, la otra legión que copa Roland Garros y el circuito


Trabajadores y sabios, cada vez son más los que acompañan a tenistas profesionales de todo el mundo. Sin embargo, el legado arranca mucho antes.

Los torneos de Grand Slam son una vidriera privilegiada y en ellos se muestra al mundo la calidad y la jerarquía del tenis nacional. El ambiente se pregunta qué pasa en Argentina que surgen tantos jugadores, porque ya es casi una rutina que algún compatriota sacuda con un batacazo y saque a relucir su garra y su espíritu batallador incansable. Y cualquier resultado desde ya que se ve potenciado en los grandes escenarios como Roland Garros.

Es cierto que para nosotros el torneo parisino es algo muy especial. Es una meta, un objetivo, un sueño a cumplir. A medida que el tenista crece, renueva sus expectativas en este mismo campeonato. Primero es jugar la clasificación, después es entrar al cuadro principal y al final es intentar jugar otra edición. Ganar un partido es un sueño para quien de niño alguna vez imaginó estar en un escenario de tal magnitud. Y no nos deja de sorprender que sea casi una rutina que surjan nombres en torneos de esta importancia.

Porque mientras Roland Garros le da la bienvenida y le permite mostrar su evolución a Genaro Olivieri, quien llegó a la tercera ronda sin haber jugado nunca un cuadro principal en torneos ATP, también le extiende la alfombra a los argentinos consagrados, que a veces reencuentran su confianza en este torneo, y a muchos otros jóvenes que llegan con un prestigio y un ranking propio de grandes campeones.

Ahora bien, ¿por qué salen tantos jugadores en Argentina? ¿Qué es lo que pasa? Los aficionados del mundo miran y disfrutan de nuestros jugadores, que compiten con mucha humildad y a la vez con una enorme seguridad. Pero mientras el mundo mira a los jugadores, los tenistas internacionales quieren a los entrenadores argentinos. A esos que formaron a aquellos que están en la cancha sorprendiendo a muchos o dándose a conocer.

Es como que el tenista extranjero ve a veces en el argentino una suerte de espejo en el que quisiera ver su propia evolución, su propio crecimiento. Por lo tanto, esto termina siendo como una búsqueda de preguntarse cuál es el secreto, cuál es la fórmula. ¿Qué tienen los jugadores? ¿Qué tienen esos entrenadores argentinos que cotizan y son muy buscados?

Juan Pablo Varillas hace historia para Perú de la mano de Diego Junqueira. Foto: EFE

Juan Pablo Varillas hace historia para Perú de la mano de Diego Junqueira. Foto: EFE
La lista es cada vez mayor: Andrés Schneiter con Cristian Garín, Diego Junqueira con el peruano Juan Pablo Varillas, Facundo Lugones y Sebastián Prieto con los británicos Cameron Norrie y Daniel Evans, Sebastián Gutiérrez con el brasileño Thiago Seyboth Wild, Eduardo Infantino con el estadounidense Brandon Nakashima, Alberto Mancini y Juan Pablo Brzezicki con los alemanes Daniel Altmaier y Yannick Hanfmann, Germán Gaich con el italiano Fabio Fognini, Franco Davin con la rusa Veronika Kudermetova en el circuito femenino, Gustavo Marcaccio en el equipo del español Rafael Nadal y en su academia, y Dante Bottini, que estuvo con Kei Nishikori y Grigor Dimitrov. Y se puede seguir por un rato largo,

Los eslabones son muy valiosos a la hora de armar la cadena. El tenista es el último eslabón, pero los más valiosos en esta cadena de valores son los profesores y las profesoras que con enorme pasión y compromiso le ponen una raquetita en la mano a ese niño o a esa niña y los enamoran con el deporte. Y a la vez le dan esa formación inicial, que es el cimiento clave, porque hacen que el niño se encariñe con un deporte que al principio puede ser poco amigable por la dificultad.

Aprender a jugar toma mucho tiempo, pero con esa enorme vocación los entrenadores les terminan dando una formación tan buena que muchos descubren que el tenis puede ser el lugar que decidan transitar. Por la habilidad natural que va de la mano con el talento y por la habilidad adquirida gracias a la dedicación de los entrenadores, los chicos y las chicas pueden soñar con algún día convertirse en tenistas profesionales.

El valor del tenis argentino radica en la enorme calidad de sus entrenadores y profesores en cada una de las etapas de los jugadores. Muchas veces sólo se ve a los tenistas, pero quienes les dan brillo están en el anonimato y muchos fueron aquellos que les pusieron por primera vez una raqueta en sus manos y les dieron las primeras instrucciones. Ellos son los que se levantan cada mañana para tratar de transmitir esa pasión y ese amor por el tenis.

París, Francia. Especial para Clarín.

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