“Doctor, ya no sé qué hacer, me duele todo, me duele la piel”. No hay lesión pero el dolor está, existe y compromete el día a día de la persona que consulta, afecta su calidad de vida. El médico Santiago Guaycochea, presidente de la Asociación Argentina para el Estudio de Dolor (AAED), cuenta que recibe este tipo de casos. “En general, son pacientes que llegan con muchísimos estudios hechos, que llevan años visitando especialistas y reciben como respuesta que no tienen nada”, señala Guaycochea, que aclara que sí tienen algo y que se llama dolor nociplástico.
Hasta 2017, cuando la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) introdujo este concepto, “los mecanismos del dolor considerados eran dos”.
“Por un lado, el dolor nociceptivo, que es el dolor protector, que ocurre cuando se tiene una herida, una lastimadura o una fractura, y que nos avisa que no accionemos sobre esa parte del cuerpo que está lesionada porque puede empeorar. Luego, está el dolor neuropático, que se genera cuando las conexiones del sistema nervioso están dañadas, y para el que existen criterios diagnósticos neurológicos que lo acreditan”, explica Roberto Rey, jefe de Neurología del Sanatorio Finochietto, quien participó recientemente del Summit de Dolor Híbrido de Upjohn, división de Pfizer.
“El dolor nociplástico no es ninguno de esos, corresponde a un dolor difícil de identificar y de tratar. No hay una línea directa entre una lesión y la manifestación del dolor. El dolor se manifiesta sin lesión”, sostiene Guaycochea.
Dice que entre los síntomas de esos procesos traumáticos la persona puede sufrir ansiedad, angustia o depresión, que son trastornos que predisponen a este tipo de dolor, y señala, como ejemplo, que también “la fibromialgia es un síntoma de dolor nociplástico”.
“Es muy desgastante y angustiante para el paciente. En algunos casos llegan de forma tardía, después de años y de pasar por varios médicos”, comenta Guaycochea.
Hay pacientes con “dolor en la piel, en las articulaciones, gente que no puede tragar agua del dolor, casos de neblinas mentales, agotamiento e intestino irritable”.
El diagnóstico es de descarte: primero hay que chequear que no se trate de una enfermedad neurológica, reumatológica, inmunológica u oncológica. Recién ahí se inicia un tratamiento por dolor nociplástico.
Guaycochea afirma que “el evento traumático puede tener que ver con situaciones de violencia, abuso, pérdida laboral, fallecimiento de un ser querido o mudanzas” y que no necesariamente el dolor se dispara después del hecho.
“Pueden pasar años sin nada y que un día aparezca, aunque siempre vamos para atrás a buscar esa situación”, sostiene.
El tratamiento es multidisciplinario. Se utilizan fármacos pero también se suele realizar una terapia cognitiva conductual y sumar técnicas de relajación y deporte, según el caso.
“Muchas veces, si se logra aliviar o controlar la ansiedad, la angustia o la depresión, el dolor disminuye. Nada es directo ni inmediato, pero en muchos casos se observan mejoras”, comenta el especialista y destaca que este dolor suele ser limitante y que muchas personas no pueden salir de la cama por este tema.
Asegura que contar con un diagnóstico y tratamiento ya impacta positivamente en el paciente. “Muchas de estas personas llevan años pensando que tienen un tumor y que los médicos no dan con él. Saber que, en realidad, sufren dolor nociplástico y que se puede hacer algo con eso, sirve para mitigar la angustia”, agrega.
Sindrome del corazón roto
Otro ejemplo de dolor nociplástico es el síndrome del corazón roto. Se trata de una entidad “en la cual una emoción muy terrible, como puede ser la muerte de un ser querido, puede liberar a nivel químico una cantidad exagerada de catecolaminas, hormona ligada al estrés, como la adrenalina, y producir una miocardiopatía, que puede manifestarse exactamente igual que una insuficiencia cardíaca o que un infarto», sostiene Nicolás Renna, médico cardiólogo, presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).
«Esto habla de la conexión entre el corazón y el cerebro más allá de los receptores. Por otro lado, los dolores crónicos vinculados al estrés, las frustraciones y las emociones pueden provocar dolor de pecho, sin que haya una dolencia cardíaca”, agrega Renna.
SC