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Cómo Juan Rodó, de ser fan de Kiss y Charly García, se convirtió en el hombre éxito del musical

Quizá, la icónica y filosófica pregunta que Drácula se hace desde hace tres décadas, y que cuando la enuncia corta la respiración en cualquier escenario del mundo: ¿Qué sentido tiene la inmortalidad, si no estás a mi lado?, la responda (después de tanta vida pasada abajo y arriba del escenario) el mismo hombre detrás de la máscara, Juan Rodó, cuando asevera: “Mi carrera no tiene sentido si no están las personas que yo quiero, de hecho creo que le da sentido”, en charla exclusiva con Clarín.

“Quizás ésta sea la oportunidad para sacarse la máscara de Drácula inmortal, poderoso, místico; y cantar las cosas que canté a través de tantos personajes y qué mejor que con mi familia al lado”, asevera el barítono en su escuela de arte musical en Palermo.

El cantante, actor y compositor Juan Rodó se presenta este viernes 20 de octubre en el Luna Park, para celebrar sus 35 años con la música y la actuación con su show La voz del musical. Será un recital de dos horas donde el protagonista de Drácula, el musical, de Pepito Cibrián, junto a una orquesta de 60 músicos e invitados como Marisol Otero y Chiara Rodó, recorrerá su vasta trayectoria.

En el centro de la oficina hay un piano imponente sobre el cual los premios se intercalan con fotos familiares, como un resumen de su carrera, en la que el arte parece contener toda su vida.

Juan “rodó” los escenarios de todo el país con obras como Juan “rodó” los escenarios de todo el país con obras como «Drácula», «Otelo», «El Fantasma de la Opera» y «La Bella y la Bestia». Foto Ariel GrinbergJuan “rodó” los escenarios de todo el país con obras como Drácula, Otelo, El Fantasma de la Opera y La Bella y la Bestia, entre otras, que lo transformaron en el artista emblema del género.

Su primer recital solista busca recoger todo lo sembrado en una vida dedicada al arte, junto a su mujer Eluney Zalazar como bailarina, a su hija Chiara como cantante y a su hijo Mateo como productor musical.

-¿Este show es como una especie de álbum de fotos no solo de tu carrera sino de tu vida?

-Y, sobre todo, de sensaciones. Creo que son las canciones que representan los roles que me han marcado. No pude poner todas, porque sino dura cuatro horas, pero hice una selección junto a Ángel Mahler y me parece que cada una representa un momento de mi vida y una sensación particular, hasta de ensueño.

Como la Bestia en la puesta del musical de Disney.Como la Bestia en la puesta del musical de Disney.-Si vamos al comienzo de ese trayecto, al inicio de esa película, encontramos a un chico fanático de Kiss y de Charly García.

-Obvio (sonríe). Lo primero que elegí como música fue Kiss. Yo tenía una raqueta y jugaba a que era mi guitarra eléctrica, en aquel momento sin intención de estudiar música. Fue mi madre, que después de verme tanto jugar a ser músico de Kiss, me ofreció estudiar guitarra.

A mí lo que me atrapaba de la banda, más allá de lo musical y la estética, es que estaban disfrazados. Era algo teatral que tiene que ver con lo que hago. Era cantar desde personajes raros, místicos, misteriosos y yo veía magia.

-Y en esos años aparece Charly García.

-Si, claro. Después, con la aparición de Charly escuchaba esas canciones de Serú Girán y Sui Generis, empecé a encontrar la belleza del piano. Tenía la fantasía de que era él y tocaba en un recital. Ahí otra vez mi mamá me preguntó si quería estudiar piano. Así descubrí la música clásica y me enamoré de Beethoven.

Juan  Rodó también fue el Fantasma de la Opera.Juan Rodó también fue el Fantasma de la Opera.Recuerdo cuando escuché la sonata La tempestad, eso me hizo volar. Era misteriosa, dramática, trágica, y ahí me enganché, tanto que me licencié en el Conservatorio con esa sonata.

-¿Qué se sube de ese Juan Rodó rockero adolescente al escenario hoy?

-El rockero de Kiss, quizá no está o está en el recuerdo, pero puede sorprender en el concierto. Muchas cosas que yo hago me hacen recordar a mis comienzos, a como arranqué, a ése que cuando descubrió el piano se pasaba horas y horas ensayando. Recuerdo la intensidad con la cual cuando descubrí lo que quería me aboqué. Y yo sigo siendo intenso y sigo siendo principiante.

-¿Cómo es eso?

-Me da terror el Luna Park. Me da miedo a defraudar; a pesar de todo. Pienso que es un Luna solista por primera vez. Nunca siento que la tengo atada o que voy a hacer lo que ya sé hacer. Todavía quiero conquistar, no está hecho todo el camino.

-¿Por qué «Drácula» se puede hacer durante 30 años, en un país tan cambiante y ser siempre actual?

-Uno podría decir que la obra puede quedar vieja, anticuada, y no. Compite contra las modernas y está no solo a la altura, sino lejana en taquilla, me parece que es algo que trasciende los tiempos, es ya un clásico.

Drácula fue el papel que lo catapultó. Drácula fue el papel que lo catapultó. «No estaba preparado para que de un día para el otro, me sintiera Luis Miguel».-¿Hay alguna explicación o es sólo producto de la decisión del público?

-Yo creo que hay una combinación de cosas. Creo que es un personaje que es atractivo, que es universal. Segundo, el giro romántico que le dio Pepe al personaje. En transformarlo en humano, en sentir, en ser capaz de enamorarse y de renunciar a la inmortalidad por amor, es capaz de inmolarse para no dañar a su amor.

Y la otra cosa es la partitura impecable de Ángel Mahler, que de cabo a rabo en un hit detrás de otro.

-Volvamos al recital del Luna Park. ¿Cómo nace la idea?

-Este concierto es una idea absolutamente de Ángel Mahler. No solo de su producción sino de sus ganas. Él hace rato que me dice: “Vos te merecés cantar con una orquesta gigante como si fuera en Las Vegas, solo tu voz y la música. Y yo voy producirte un Luna Park”. Eso fue el año pasado y a mi me parecía imposible.

Él fue el primero que me acompañó y me acompaña en este espacio, que ya a esta altura creo que me merezco. Y con él toda la gente a mi lado, en especial mi familia, mi mujer, que trabajó con ella hace 13 años, mi hija Chiara, que debutó el año pasado en Drácula, con quien además voy a cantar una canción de Jack, El destripador (la única obra que compuse en 2005/06) y mi hijo, que es productor musical y compositor.

En En «Jeklyll & Hyde».

El Hombre tras la máscara

-¿Creés que la composición de personaje te permite liberarte sobre el escenario?

-Si. Yo soy muy tímido y contar siempre desde un personaje me da libertad. Nunca me imaginé haciendo Drácula, ni que podría serlo tantos años. El personaje claramente cuenta con la dirección y la ayuda de Pepe, que fue quien lo creó, diseñó y lo trabajó en mí, sino nunca hubiese podido hacer algo así. Luego, a través del personaje yo me liberé. Y de esa forma pude sacar toda mi voz.

Creo que me cuesta hacer más shows desde mi persona, que desde los personajes. La actuación es una forma de liberación. A veces sentís que Drácula se anima a hacer cosas que Juan Rodó, no.

-¿Después de tantos años de éxito, alguna vez te peleaste con Drácula?

-Nunca, pero sí me pesó. Principalmente en el momento que me exigía una demanda de tiempo que le quitaba a la familia.

«Jack, El destripador», la única obra que compuso.Pero era por las giras, el desgaste, no por Drácula en sí, sino por el sacrificio que representaba ser el actor de un éxito que obliga a que salgas fuera de tu hogar y tengas que dejar a la familia de lado por trabajo.

Y sobre todo, mis hijos. Por eso esta gira que hice con Drácula es la que menos sufrí porque mi mujer, Chiara y Mateo estaban en el proyecto. Creo que es la temporada de Drácula que más disfruté en toda mi vida.

-¿Quizá también porque era la despedida?

-Es que lo que se vivió con Drácula, ese fanatismo con el personaje, no se vio nunca en el país con un musical. A mi me pegó muy fuerte. Yo me mareé, reconozco que en un momento me mareé. Pero también pienso que tenía 24 años y no estaba preparado para que de un día para el otro, me sintiera Luis Miguel.

-Hablabas de Kiss, de Charly y de Beethoven. Todos artistas rupturistas. Y «Drácula», si lo pensás, desde 1991 también fue un punto de quiebre en las formas de narrar, ¿coincidís?

-Sí. La versión musical de Pepe Cibrián es novedosa, porque en ese momento no existía la posibilidad de que Drácula sintiera. La película de Coppola llega después. Me acuerdo que estábamos en el ’93 en Mar del Plata y la vimos y dijimos “Es igual que la de Pepe”, pero la de él fue antes.

«Ese fanatismo con el personaje de ‘Drácula’, no se vio nunca en el país con un musical. Reconozco que en un momento me mareé». Foto Ariel GrinbergCreo que es eso lo que logró ese éxito, eso que rompe moldes. Mi psicólogo dice que éxito viene de exit, de salida, de algo que se impulsa, y creo que ese cambio de mirada fue lo que lo impulsó, lo que causó un tsunami.

-¿Un artista siempre habla de su época? ¿Tanto de lo que pasa en su contexto como de su vida?

-Creo que sí, que el arte parte de una necesidad de expresarse. Cuando compuse Jack el Destripador, una historia de sangre (similar al vampiro, pero otro tipo de sangre), estaba pasando un momento crítico y necesitaba hablar de eso. De esa crisis interna que estaba atravesando y que me desangraba. Y me propuse un Jack El Destripador apasionado, es por eso que yo creo que sí, que uno cuenta desde eso.

-¿Cómo hacés para, después de más de 3 décadas, 16 obras y 16 protagónicos, no automatizarte y seguir con la misma pasión que a los 24?

-Te diría que es algo incluso que me tuve que proponer con Drácula. Porque esa obra tiene 32 años, es muy fácil mecanizarse. Yo no conozco otro actor que haya tenido tantos años seguidos un personaje.

Primero aprendió a tocar la guitarra. Después, el piano. Foto Ariel GrinbergPrimero aprendió a tocar la guitarra. Después, el piano. Foto Ariel GrinbergEl secreto creo que está en que cada obra sea un desafío, porque es una obra difícil y compleja, que todavía después de 32 años le sigo encontrando cosas. Me sorprende, porque cosas que canté miles de veces hoy las pienso y las siento de otra manera porque van pegando diferente en distintas etapas de la vida.

Me acuerdo cuando hice La Bella y la Bestia, esa obra fue la que rompió con Drácula. En aquel momento todos me preguntaban si tenía miedo a encasillarme y quizá lo creí, fueron muchos años en que yo si no hacia Drácula no tenía laburo.

Y La Bestia fue la primera obra que irrumpió en eso y me mostró y demostró hacia afuera que yo podía ser más que Drácula. Incluso una obra totalmente distinta, con más texto que canción, y estar en una producción de Disney original. Yo lo recuerdo como un cuento de hadas, eso para mi fue un sueño.

Algo parecido me pasó con Los Miserables, en una época donde los sets se traían de afuera tal cual la obra original y eso era como estar en Broadway, pero acá.

-¿Hay una imagen que sientas como el resumen de tu carrera? Si tus 35 años fueran un disco, ¿cuál sería la portada?

-Hay varias. Son muchas fotos, pero tengo una: Mi hijo de un año, en el Luna Park, yo haciendo Drácula. Me lo alcanzaba un vendedor de golosinas y yo lo alzaba con la gente aplaudiendo de fondo. Ese momento fue especial. Para mi, mi carrera no tiene sentido si no están las personas que yo quiero, de hecho creo que les da sentido.

Después hacer El Fantasma con Eluney, Chiara en Drácula compartiendo el escenario conmigo, otro pico. La previa de Drácula cuando filmamos el spot, esa previa que era como una película soñada.

Como Dorian Grey, Rodó parece rejuvenecer.Como Dorian Grey, Rodó parece rejuvenecer.-Y vas a ver al costado y vas a ver a tu familia, eso debe ser fuerte.

-Si, muchísimo. A veces me pasa de sentir que me gana la emoción y tengo que concentrarme en ser frío para terminar de cantar, pero sé que si pasa y me quiebro es parte del momento. Ya no tengo problemas en que la emoción se haga su lugar.

No es fácil salir sin el personaje, pero hay que hacerse cargo del que está tras la máscara y lo que provoca. Hay gente que me agradece su salud, dice que le cambié la vida, que los hice felices, uno no es consciente de lo que genera en el otro.

Nada de lo que vean en el Luna no va a ser Juan. Un cantante, un actor, un marido, un padre, un tipo que además de hacer Drácula, que es el más conocido, hizo un montón de otros personajes. Algunos monstruos, otros no tanto.

POS

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