La expectativa por ver en vivo a The Weeknd fue tan grande que no alcanzó con hacer un show en River y hubo que agregar otra fecha, meses atrás, cuando se pusieron a la venta las entradas para otras 75 mil personas.
Finalmente llegó la noche del debut y el resultado fue apabullante: una superproducción que convirtió al estadio en un gigantesco boliche con una inmensa luna inflable, una gigantesca escultura metálica de una cyber-musa, un decorado de ciudad futurista, una larga pasarela, una enorme pantalla de video apaisada y un sonido envolvente y perfecto.
En cuanto al canadiense Abel Tesfaye, el nombre del artista detrás del apodo que recientemente dijo que quiere ir dejando de lado, cantó durante más de dos horas y recorrió toda su amplia discografía, que va más allá de los monstruosos hits Starboy, Blinding lights, I feel it coming y Can’t feel my face, cada uno con miles de millones de reproducciones.
La espectacular puesta de The Weeknd en River. Foto gentileza DF Entertainment
Los detalles del show
Tal como dicta el concepto visual de la exitosa gira mundial «After Hours Til Dawn», Abel se vistió con su clásico camouflage militar, agregando una suerte de brazo de robot y un casco metálico, dándole una apariencia de cyborg o miembro de Daft Punk
The Weeknd en River. Foto gentileza DF EntertainmentRecién se sacó el casco y dio la cara después de una hora de show, luego de Circus maximus (de Travis Scott), y por supuesto que fue ovaciobnado, igual que cada una de las múltiples veces que gritó «¡Argentina!».
Lo acompañaron tres músicos casi escondidos entre la escenografía y una veintena de bailarines que iban poblando la interminable pasarela que se extendía casi hasta el otro extremo de la cancha. Caminaban, marchaban y hacían unos pocos movimientos coreográficos, sin bailar en ningún momento.
Veinte bailarines y tres músicos acompañaron a The Weeknd en River. Foto gentileza DF EntertainmentMención especial para la iluminación, que disparaba lásers y haces de luz hacia todas partes y desde todos lados, incluso desde la escultura de la Robotina que hacía recordar al clásico film Metrópolis de Fritz Lang. Además, al mejor estilo Coldplay, cada espectador recibió una pulsera que cambiaba de colores a lo largo del concierto.
Un detalle del repertorio fue no sólo la inclusión de canciones de su legendario primer «mixtape» (Wicked games y The morning), sino también versiones de temas de Kanye West (Hurricane) y Ariana Grande (Love me harder), más sus colaboraciones con Kendrick Lamar (Pray for me), Madonna (Popular) y Swedish House Mafia (Moth to a flame).
Como estructura de show, más allá de la superproducción, The Weeknd se presenta más cercano al formato de las estrellas del hip-hop que a un artista de rock o pop. Canta impecablemente (con mucha voz procesada en vivo), se recorre todo el escensario y pasarela, pero maneja un carisma más distante, menos carismático.
Un total de 75 mil personas viernon a The Weeknd en River en su primera fecha. Repite este jueves 19. Foto gentileza DF EntertainmentSi bien el concepto visual parecía ser una metáfora de ciudad de un futuro distópico (había siluetas de edificios emblemáticos), con un guión de destrucción y renacer, en la práctica el resultado se tradujo en un estadio transformado en discoteca futurista, con todos saltando y agitando pulseras luminosas, bailando hasta llegar casi a la medianoche,