A día de hoy, el conjunto culé no puede reunir las condiciones necesarias para hacerle un ofrecimiento al rosarino campeón del mundo. El sábado, la ‘Pulga’ juega su último partido en el PSG.
Ya es un hecho, Lionel Messi se despedirá de la Torre Eiffel al final de esta temporada. Se sabía extraoficialmente, pero la palabra del entrenador del Paris Saint-Germain, Christophe Galtier, anunciando que el rosarino jugará su último partido en el Parque de los Príncipes ante Clermont le puso el marco formal a su salida definitiva cuando culmine su contrato que duró dos años. Y la pregunta sigue flotando: ¿dónde jugará el mejor futbolista del mundo de ahora en más?. Todas las miradas, claro, apuntan a Cataluña. Sin embargo, un regreso a Barcelona no aparece como una opción tangible en estas horas decisivas para el futuro del campeón del mundo.
La presentación de la nueva camiseta que el PSG realizó en sus redes sociales descolocó a más de uno. Es que entre sus figuras aparecía la de Messi como modelo posando con la flamante casaca. A pesar de las suspicacias, eso no significó un cambio en la relación entre el argentino y la institución francesa. El final en la aventura del fútbol galo está escrito. Se despide con el festejo del reciente título de Liga conseguido, en medio de una resistencia por parte del núcleo duro de los hinchas parisinos.
¿Por qué? Principalmente porque desde el club blaugrana que preside Joan Laporta no le hizo llegar por ahora una oferta de contrato formal. Y la espera del 10 de la Selección Argentina tiene un límite. Si bien existen charlas informales hace semanas entre Barcelona y el entorno de Messi, nunca se llegaron a materializar en un contrato formal para el jugador de 35 años.
Es que los fantasmas de su traumática salida del Barça parecen volver a amedrentarlo. La pasó mal Leo durante todo el tire y afloje con Laporta en sus últimos meses en la entidad catalana. Y el plot twist del final lo terminó de desmoronar: cuando parecía que se quedaba, lo llamaron a su padre para informarle que no había manera de renovarle el vínculo. Basta recordar su acongojado llanto en la conferencia de prensa de despedida para entender ele estrés que vivió en aquellos convulsionados días.
Y no quiere pasar por algo similar. Es que en todo momento desde Barcelona le hacían saber que la situación de alguna u otra manera se iba a resolver, algo que luego no sucedió. Cualquier similitud con el presente puede no resultar una mera coincidencia. En las conversaciones informales actuales le hacen saber que están trabajando a contra reloj para conseguir el okey de LaLiga al plan de viabilidad presentado. La promesa de hacerle llegar la oferta contractual se atrasa semana a semana y el tiempo se acorta drásticamente.
A estas horas, el único ofrecimiento certero que tiene Messi es el del Al Hilal de Arabia Saudita, que le propuso un contrato de 400 millones de dólares. La estrategia de los árabes, además de la jugosa cifra, es seducirlo con reeditar la histórica rivalidad con Cristiano Ronaldo, actualmente en el Al-Nassr, además de sumar otras figuras de renombre en el fútbol árabe, como el de Karim Benzema.
Abdul Aziz bin Turki Al-Faisal, ministro de Deportes de Arabia Saudita, se refirió a la situación de Messi y de Benzema, le pidió calma a los periodistas y dijo: «Hay que esperar a que los clubes (por el PSG y el Real Madrid) anuncien sus salidas oficialmente». Algo que ya está ocurriendo.
¿Optará Leo Messi por ir a una liga de menor competitividad cuando todavía se siente a tope en su nivel? Quizá no sea lo ideal, está claro, pero ante este panorama nada se descarta. Tampoco la posibilidad de recalar en los Estados Unidos, más precisamente en el Inter de Miami que tiene entre sus principales accionistas a David Beckham y que planea ir con todo por La Pulga.
¿Aparecerá alguna otra alternativa en el horizonte? Todo puede pasar y, se insiste, en que nada se descarta porque nada está resuelto hasta aquí. La semana que viene se presentará como clave para la decisión de Lionel Messi que ve cómo pasan las semanas y los días sin recibir la propuesta formal del Barcelona para concretar una vuelta que por ahora resulta inviable.